martes, 23 de septiembre de 2014


EMBERA


Tienen un patrón de poblamiento disperso y expansivo por grupos de parientes tanto por línea paterna como materna. Con el aumento de población, por limitación de los recursos, por deseo de cambiar o conocer o por alianzas matrimoniales o por divergencias, un grupo de parientes se desprende de un asentamiento y se localiza en otro río o en otro lugar del mismo río o en otra montaña, reproduciendo la misma organización social originaria.
Sus actividades principales son la horticultura itinerante de tumba y pudre (no hay quema sino que se deja descomponer lo tumbado para luego sembrar), y la pesca. Practican también la caza y la recolección.
Los emberá se clasifican a sí mismos según sus condiciones de vida, como Dóbida, habitante de las riberas de los ríos;Pusábida, habitante de las costas marítimas (del Pacífico); y en el Chamí (la cordillera), Oíbida de los bosques andinos y Eyábida de las zonas deforestadas.

Mujeres emberá en desfile Fiesta de Fiestas, Chitré 2012
En la medida en que la colonización destruyó los bosques donde habitaban, varias comunidades Chamí se han hecho sedentarias, con cultivos temporales o permanentes en parcelas familiares establecidas e inclusive algunos grupos son jornaleros, a partir de que sus territorios fueron absorbidos por las haciendas cafeteras, de algunas de las cuales fueron expulsados recientemente cuando bajaron los precios internacionales del café. En el departamento del Chocó, en Colombia, viven en comunidades siguiendo los modelos tradicionales y tienen su propia forma organizativa.

Jaibanismo


Mujeres emberá de Panamá vendiendo canastas y platos tejidos a mano.
Un aspecto importante de la vida de los Embera es su relacionamiento con los espíritus jai por medio de sus jaibanás, chamanes no hereditarios que aprenden de sus maestros ya experimentados, sobre el poder mágico espiritual, desde el cual se regula la vida, la salud, la subsistencia y la naturaleza.
Conciben tres formas de jai: los del agua, Dojura, junto con las Wandra, madres de los animales y plantas que moran en las cabeceras de los ríos; los Antumiá de la selva profunda; y los de los animales selváticos que son transformaciones de almas de los humanos muertos.
Los tratos de los jaibaná con los jai garantizan las actividades fundamentales de la sociedad y la continuidad de los ciclos naturales, estableciendo a la vez la territorialidadde las comunidades. Estos tratos tienen un carácter cosmológico en la medida que la comunicación y convenios con los jai regulan los intercambios entre los diferentes niveles superpuestos del universo.

Nasa 


Historia

De acuerdo con la toponimia se deduce que los nasa habitan en el valle geográfico del río Cauca. Nombres que provienen de la lengua nasa son Cali (kaly 'tejido trenzado sin agujas'), Chipichape ('choclo cocido'), Yumbo ('inundación, orilla del río, río grande'), Buga ('olla grande'), Tuluá ('huertos' o 'rancho del huerto'), Yotoco('avivar la llama con fuelle'), Chango ('escoplo'), Anchicayá ('se gorgojea mucho'), Dagua ('árbol específico'), Quilichao (verter lo fundido), Jamundí (camino a la izquierda), Petecui (guacamayo, viejo) laguna de Sonso (zonz=rana).3 4 Al parecer la fase final de la llamada cultura calima, fue protagonizada por los nasa, que se destacaron entonces como orfebresalfareros y agricultores. Huyeron del valle geográfico y se refugiaron en las montañas para resistir a la conquista española.

Naciones indígenas en el centro sur de Colombia en la época de la conquista.
La denominación de paeces es una castellanización de pats, a la derecha (del río Cauca), región montañosa de la cordillera Central donde se mantuvo la resistencia. Para el año 1562 el encomendero del fuerte de San Bonifacio, el capitán Domingo Lozano inicia desde Ibagué la pacificación de los Pijao de “Turibio de los Paeces” con la colaboración de Diego de Bocanegra y su campaña exitosa fue premiada con la encomienda de los paeces. A comienzos del siglo XVIII la corona española pactó con los líderes nasa como Juan Tama de la Estrella, que obtuvo el reconocimiento como Resguardos Indígenas de los territorios que la resistencia había permitido defender, así como la autonomía, a cambio de que los nasa aceptaran las leyes coloniales y el envío de misioneros católicos. Aún entonces los nasa mantenían la explotación de minas de cobre (sula kuet)5 y una orfebrería de este metal, que fue desplazada luego por objetos importados. El proceso de pérdida cultural estuvo entrelazado desde entonces con la erosión de las bases económicas de la autonomía y el paulatino recorte del territorio.
El programa de Bolívar y los primeros decretos del gobierno de la Gran Colombia reconocieron las tierras de Resguardo indígena y propiciaban la devolución de las usurpadas. Este programa no se cumplió y los hacendados caucanos estuvieron siempre acosando a los nasa por la tierra y reduciendo la extensión de los Resguardos, mediante decenas de normas y trampas.
Quintín Lame dirigió desde comienzos del siglo XX la lucha por la recuperación de los Resguardos indígenas en el Cauca. Perseguido y exiliado en él Tolima, donde siguió luchando, la dirección del movimiento indígena del Cauca fue sostenida por su seguidor José Gonzalo Sánchez, totoreño, presidente de la Confederación Campesina e Indígena, quien fue asesinado en 1952. Se desató entonces una gran violencia contra los nasa, que así volvieron a perder buena parte de las tierras de los Resguardos y vieron destruidas sus organizaciones.

Mujer nasa con su bebé en una marcha de protesta.


wayú 

El pueblo wayú es uno de los pueblos arawak que, como una gran corriente migratoria, se desplazaron tanto por la Amazonía, como hacia las Antillas, a donde llegaron hacia el 150a.C.
Hacían parte de sus costumbres ancestrales, la cazapesca y recolección, así como la horticultura, donde ella era posible, al sur de la península o en otros lugares con un ambiente menos desértico que el actual. La vivienda era comunal, en forma de maloca.
Aunque el contacto con los conquistadores europeos data del siglo XVI, los wayús no fueron conquistados sino hasta muy tardíamente, después de la independencia de Colombia y Venezuela. En esto influyó tanto la resistencia indígena, como las duras condiciones ambientales del desierto, que sirvió como refugio a los wayús. Hacia el año 1800 se estimaba que la población de indígenas no sometidos (llamados salvajes) de La Guajira era de 10.000 entre motilones (ellos 1800),7 chimilas, goagiros, archuacostupes y cocinas.8 En 1812 los estimaban en 40.000 almas, de ellos 1.500 lanzas con las que atacaban pueblos fronterizos.9Ocupaban el territorio entre Maracaibo y Riohacha y eran conocidos genéricamente como los guajiros, de estos los más numerosos e importantes eran los wayús. Durante el siglo XIX los gobiernos de ambas repúblicas empezaron a hacer planes para someterlos, en 1841 eran 18.000 gentes de los que 3000 serían guerreros, conocidos por su ferocidad.10 Los guajiros eran entre 90.000 y 150.000 a mediados del siglo, en 1858 eran 35.000 a 40.000 wayú.11 Las primeras campañas del gobierno venezolano comenzaron en 1830, continuando con la construcción de varios fuertes y líneas de trincheras que hicieron avanzar la frontera cada vez más al norte, hacia 1893 habían quedado sometidos y reducidos.10 Lo mismo hizo el gobierno de Colombia, terminando por repartirse el territorio.11
A pesar de la expansión de las dos Repúblicas sobre su territorio, los wayús mantuvieron una amplia autonomía extralegal que sólo recientemente han reconocido constitucionalemente ambos estados y que se caracteriza por la aplicación del derecho propio12 en todo el territorio propio.



viernes, 5 de septiembre de 2014



La población indígena o amerindia en Colombia, en los inicios del siglo XXI, es de 1'378.884, lo cual quiere decir que los indígenas son el 3,4% de la población del país.
Hoy existe en Colombia un importante reconocimiento de los territorios indígenas, que posibilita el que estos grupos hayan sido reconocidos como propietarios colectivos de los territorios que lograron conservar, 31 millones de hectáreas,[2] el 27% del territorio nacional, donde tienen cierta posibilidad de un manejo interno de sus asuntos comunitarios; existe también, hasta cierto punto, algunas formas de mantener su autonomía, estimular sus sistemas de salud y conseguir algún control de la educación propia y la jurisdicción territorial. A pesar de los avances legislativos con respecto a la población indígena, aún el 15% de ellos, carece de tierra o no cuenta con reconocimiento por parte del estado de su territorio y derechos de autonomía; aparte de ello, existen varios grupos que sí gozan de este reconocimiento, pero que se encuentran sometidos a fuertes procesos de colonización de diferentes tipos.

Los Wayu


Los Nasa


Los Senu


Pasto


Embera